
Isabel Ríos
Asociada
En el panorama dinámico de los activos intangibles, las marcas ocupan un lugar protagónico. No solo son identificadores comerciales, sino también verdaderos generadores de valor en el mercado. Sin embargo, es común encontrar registros marcarios que, con el paso del tiempo, han dejado de utilizarse, bien sea por cambios en el portafolio de productos, fusiones, reestructuraciones o decisiones comerciales estratégicas. En Colombia, como en muchos otros países, estos registros inactivos pueden ser objeto de acciones de cancelación por falta de uso, lo cual representa tanto un riesgo como una oportunidad.
Desde nuestra práctica enfocada en la representación de clientes extranjeros, hemos visto con frecuencia cómo terceros locales inician acciones de cancelación sobre marcas que llevan más de tres años sin uso efectivo. Frente a este escenario, es natural que los titulares de esas marcas sientan que su posición se debilita. Sin embargo, esta situación también puede abrir la puerta a una negociación estratégica que permita transformar un pasivo jurídico en un activo negociable.
¿Por qué negociar antes de que se decida la cancelación?
Una marca, incluso inactiva, sigue siendo un derecho de propiedad industrial vigente hasta que una autoridad declare lo contrario. Esto significa que su titular conserva ciertos privilegios, entre ellas la posibilidad de cederla, licenciarla o negociar con quienes buscan su cancelación. En muchos casos, el tercero que interpone la acción de cancelación lo hace porque desea registrar una marca idéntica o similar para un nuevo proyecto. Es en este punto donde ambas partes pueden encontrar un interés común.
Negociar antes de que culmine el proceso permite, por un lado, proteger los intereses del titular, que puede obtener un retorno económico por un activo que ya no forma parte de su estrategia comercial. Por otro lado, el solicitante de la cancelación puede evitar gastos innecesarios y asegurar un camino más rápido hacia el uso legal de la marca.
Sugerencias prácticas para una negociación eficaz:
- Valoración objetiva del activo: Aunque la marca no esté en uso, su potencial de mercado, historial comercial y grado de distintividad pueden influir en su valor. Contar con una valoración bien sustentada ayuda a definir un precio razonable de cesión o licencia.
- Análisis de la contraparte: Entender quién solicita la cancelación y cuál es su interés comercial en la marca permite anticipar el margen de maniobra y definir una estrategia de acercamiento más efectiva.
- Propuesta proactiva de negociación: Es recomendable que el titular del registro, al recibir una notificación de cancelación, evalúe la posibilidad de contactar a la contraparte antes de que el proceso avance. Una actitud proactiva puede generar buena voluntad y facilitar una salida amistosa.
- Acuerdos bien estructurados: Si se alcanza un acuerdo, es fundamental que la cesión o licencia se documente adecuadamente y que se cumplan todos los requisitos formales ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) para evitar contingencias futuras.
- Asesoría legal especializada: En procesos como este, donde convergen aspectos jurídicos, comerciales y estratégicos, contar con una asesoría legal especializada es clave para proteger los intereses de ambas partes y garantizar la eficacia del acuerdo.
En definitiva, si bien la acción de cancelación por no uso puede representar un riesgo para el titular de la marca, también es una oportunidad para dar valor a un activo olvidado. Con una actitud estratégica, diálogo abierto y asesoría adecuada, este tipo de situaciones pueden transformarse en negociaciones exitosas que beneficien tanto a titulares como a interesados.


